Ganadores del Concurso de Fotografía de Viaje 2018 organizado por National Geographic

25.02.2019

Como cada año National Geographic convoca su concurso anual de Fotografía de Viaje, dirigido a fotógrafos de cualquier nacionalidad con el objetivo de mostrar las mejores fotografías capturadas en los viajes. Hay tres categorías principales: naturaleza, ciudades y gente. Hoy os traemos las imágenes ganadoras del 2018 para cada una de las categorías. ¿Estáis preparados para empezar este viaje alrededor del mundo?

Naturaleza (Primer Premio): “Una joven ballena jorobada nada cerca de la isla de Kumejima, Japón”. Fotografía de: Reiko Takahashi.

Naturaleza (Segundo Premio): “Miles de flamencos despegan del colorido lago Natron, en Tanzania. Antes de despegar, los flamencos necesitan coger carrerilla en el agua. En ese momento, sus largas patas rojas crean una serie de ondas en la superficie del lago. Desde el helicóptero, las líneas de ondas parecen plantas acuáticas gigantescas que emergen del agua. Saqué esta foto desde un helicóptero”. Fotografía de: Hao J.

Naturaleza (Tercer Premio): “Estas torres de arena naturales, coronadas por piedras enormes, se llaman las pirámides de tierra de Platten. Se encuentran en la región de Tirol del Sur, en el norte de Italia. Estas formaciones terrestres, originadas hace siglos tras varias tormentas y corrimientos de tierra, parecen un paisaje del espacio exterior y cambian continuamente con los años o, mejor dicho, con las estaciones. Este fenómeno natural es el resultado de la alternancia continua entre periodos de lluvias torrenciales y sequía, que han erosionado el terreno y han provocado la formación de estos pináculos. Conforme cambian las estaciones, las temperaturas oscilan entre valores extremos y las tormentas afectan a la zona, de forma que las pirámides desaparecen con el paso del tiempo mientras se forman nuevos pináculos”. Fotografía de: Marco Grassi.

Ciudades (Primer Premio): “Esta es una imagen de la calle principal de Nagasaki desde un tranvía en un día lluvioso. El tranvía es antiguo pero está readaptado con tecnología moderna. Ya no hay revisor a bordo, solo un conductor. El tranquilo paisaje urbano visto desde el parabrisas delantero del tranvía me llamó la atención. Esta vista presenta un contraste tranquilo frente a los ajetreados centros urbanos de Japón, como Tokio y Osaka. El viaje en un tranvía antiguo a través de una calle principal relativamente tranquila fue una experiencia memorable durante nuestra visita de una semana a la ciudad histórica de Nagasaki”. Fotografía de: Hiro Kurashina.

Ciudades (Segundo Premio): “Teotihuacán significa «el lugar donde se hicieron los dioses», y esa es la sensación exacta que experimentan los visitantes cuando caminan por al calzada de los Muertos en este sitio arqueológico mexicano. Esta pirámide está dedicada al dios del Sol y me pareció hipnótico cómo el sol naciente dominaba la mitad de la imagen, mientras la otra mitad está en la sombra. Siempre me han encantado la arqueología y las civilizaciones antiguas, por eso tenía tantas ganas de visitar México y explorar los restos de la civilización precolombina. Planifiqué visitar Teotihuacán al amanecer para conseguir una combinación de luz dorada, un juego de sombras y unas cuantas personas. Piloté el dron para ver si la imagen que tenía en mente estaba ahí: por suerte, ¡esta fotografía estaba esperando a mi cámara!”. Fotografía de: Enrico Pescantini.

Ciudades (Tercer Premio): “A primeras horas de la mañana, quería fotografiar la niebla, que en Dubái es épica cada año entre diciembre y enero, y es el sueño de casi cualquier fotógrafo en esta parte del mundo. Por desgracia, no pude acceder a la azotea, de modo que miré por la ventana de un piso inferior. Estaba abrumado y emocionado por la belleza de la ciudad, y mi emoción se triplicó en cuanto vi el reflejo de la carretera y el edificio en la fachada del edificio donde me encontraba. Inmediatamente abrí la ventana hasta el máximo que estaba permitido y saqué una sola foto con las manos extendidas”. Fotografía de: Gaanesh Prasad.

Gente (Primer Premio): “Durante mucho tiempo me ha fascinado el antiguo método mongol de la caza con águilas reales. A principios de 2018, acompañé a una familia de cazadores con águilas durante su migración desde su campamento de invierno al de primavera. Mongolia tiene baja densidad de población, pero sus habitantes tienen una cultura muy hospitalaria y acogedora. En la cultura kazaja, el té es uno de los atributos de la hospitalidad. El té no es solo una bebida, sino una mezcla de tradición, cultura, relajación, ceremonia y placer. Damel, que aquí aparece envuelta en gruesas pieles, bebe una taza de té para soportar las gélidas temperaturas de Mongolia Occidental y entrar en calor”. Fotografía de: Alessandra Meniconzi.

Gente (Segundo Premio): “Desde 2016, he trabajado con inmigrantes y refugiados haitianos que viven en mi ciudad, Estrela. He trabado amistad con algunas familias, especialmente con las gemelas Leïda y Laëlle. Dicen que vivir en Brasil es como vivir en el paraíso, muy diferente de la realidad en su país de origen. Sueñan con convertirse en modelos y profesoras, para ganar dinero y dárselo a sus parientes de Haití o Brasil, y así poder vivir cerca los unos de los otros. El día de esta foto, estaban jugando frente a su casa, improvisando ejercicios para desarrollar su imaginación y creatividad como si fueran actrices y jugando a las imitaciones con poses. Laëlle cogió la cara de Leïda y le levantó la cabeza, mostrándole dónde debía mirar. En este breve instante, saqué la foto”. Fotografía de: Tati Itat.

Gente (Tercer Premio): “Saqué esta fotografía desde la estación de ferrocarril del aeropuerto de Daca durante el Eid al-Fitr. La gente regresaba a sus aldeas natales para pasar Eid al-Fitr con sus familias, y las prisas de última hora eran inmensas. Un hombre me llamó la atención: colgaba de la manilla de un tren con su familia, que intentaba meterse en el tren. Entonces, empezó a llover y el tren empezó a moverse poco a poco. La familia tenía billetes de tren, pero no pudo llegar a sus asientos. Hay muchas personas como él, que vienen a Daca por trabajo —dejando a sus familias en sus aldeas natales—, por eso cuando tienen vacaciones no quieren perder la oportunidad de pasar tiempo con sus seres queridos, cueste lo que cueste”. Fotografía de: MD Tanveer Hassan Rohan.

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