En casa de herrero, cuchillo de palo

29.05.2017

Paradójicamente, siempre suelen faltar determinadas cosas justo en aquellos lugares en los que deberían abundar. En nuestro caso: una página web en condiciones.

Llevamos años viendo como todos cambian, todos evolucionan, todos se actualizan y nosotros mientras tanto atascados en la Edad de Piedra. Seamos sinceros, nuestra web necesitaba algo más que un lavado de cara y, parece mentira, pero por fin ha llegado el momento.

Pero no solo estamos estrenando web, sino también contenidos, nuevos proyectos y nuevos clientes que nos han hecho crecer y sacar lo mejor de nosotros mismos. Hasta la fecha solo teníamos un pequeño problema, y es que nos daba un poco de envidia que ellos tuvieran páginas web nuevas, responsive y toda esa mandanga de hoy en día… ¡y nosotros no!

Así que, ahora sí que sí, podemos levantar la cabeza y decir: “¡Hola mundo! Estos somos nosotros, esto es lo que nos representa y queremos compartirlo contigo”. Algunos de estos proyectos cuentan con un amplio desarrollo del personaje y un gran trabajo de ilustración, como es el caso de nuestro compañero de viaje Kik Balanga. Otros, por su parte, han requerido un enorme esfuerzo y estar bien centrados, ¿o cómo si no se puede fotografiar y grabar la Finca El Albero sin acabar panza arriba en la hamaca o caer por error dentro del jacuzzi?

En otra ocasión, el trabajo nos ha hecho sentir algo de vértigo, pero era la única forma de conseguir las mejores imágenes del Caminito del Rey; casco en la cabeza, cámara al hombro y 105 metros de altura entre la pasarela y el suelo. También cabe mencionar que en el último año hemos aprendido mucho sobre biourbanismo y arquitectura con Fasebase y ampliado nuestros conocimientos sobre el sector retail con Espace Blanc.

¿Y qué es lo mejor de todo esto? El factor sorpresa. No tenemos absolutamente ni idea de qué nuevas cosas aprenderemos con cada nuevo proyecto que emprendemos, y mucho menos, de hasta dónde nos llevará. Pero por eso mismo merece la pena levantarnos cada mañana, con el pie que sea, para poder averiguarlo.

Y lo que indudablemente nunca dejará de sorprendernos es mirar de vez en cuando atrás, cual abuelo cebolleta, y darnos cuenta que ya hemos trabajado con más de 1000 clientes en estos casi 17 años de vida.

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